miércoles, 27 de marzo de 2013

CONICET: venganza contra las provincias y ciudades opositoras, quedaron afuera del Plan de Ciencia y Tecnología del MINCyT. Increíble.

A pesar que el ministro Barañao, últimamente dado a desfilar con una bandera en la que está escrito “Ciencia Nacional”, parece que no sabe nada de geografía o no tener idea de cuantas provincias hay en el país, ya que en el plan nacional de ciencia hasta el año 2020 excluyó a la ciudad de Buenos Aires, y a las provincia de Córdoba, Santa Fé y Buenos Aires.!


Oh casualidad ¡!!!gobernadas por políticos que no le son simpáticos al gobierno.!!!!

Es interesante destacar el cambio de actitud del Ministro, que hasta hace poco tiempo no desfilaba con su acólitos por las calles de Buenos Aires, pero desde que el presupuesto que le asignaron para el 2013 no alcanza, debe hacerse visible para que la Sra. Presidente no se olvide de él y además para demostrar fidelidad al modelo, que se está pinchando.

El Plan Federal de construcción de edificios para institutos científicos que debía finalizar en el 2010 está retrasado por falta de fondos (sólo se llegó a ejecutar al 50 % del plan), el número de becarios que ingresan a la carrera del investigador científico es muy bajo, y el número de los que quedaron afuera supera con creces a los 900 científicos supuestamente repatriados por el Plan Raíces.

Hay muchas mas pruebas que el presupuesto destinado a la Ciencia Nacional que hace rato pregona el Ministro que debería ser del 1% del Producto bruto interno no llega a ese porcentual, pero ahora, justo en los años de vacas flacas se acuerda que el país necesita un plan de desarrollo hasta el 2020.

¿Estará soñando con quedarse en el puesto ministro hasta esa fecha?

¿Creerá que con la Nanotecnología el país se habrá salvado?
Barñao y la bandera de la ciencia para solo las provincias oficiliastas
Sigue a continuación un editorial del Diario La Nación al respecto al Plan para los próximos siete años.

El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao, presentó recientemente en la Casa de Gobierno un ambicioso plan para los próximos siete años. En su elaboración han participado 300 referentes del sistema científico, que han ordenado su labor a partir de la definición de un número de áreas prioritarias, que incluyen la agroindustria, la energía, la salud, el desarrollo social, la industria y el ambiente y el desarrollo sustentable.

Una premisa estratégica del plan enunciado es concentrar los esfuerzos de desarrollo allí donde existan ventajas competitivas, a fin de alcanzar resultados más significativos. Así, para la agroindustria se propone un desarrollo regional con empleo intensivo de tecnología; para el ambiente y el desarrollo sustentable, se han de promover acciones que protejan los recursos naturales y estimulen el desarrollo de conocimientos y recursos coherentes con las demandas de las regiones; para el área energética, se buscará asegurar las fuentes energéticas existentes y explorar las posibilidades de energías alternativas, y con respecto a la industria, se apuntará a elevar el nivel de calidad y valor agregado a la producción. En el área de la salud, se tenderá a acrecentar las capacidades de producción, para que crezcan las innovaciones competitivas. También, se alentará la difusión de los conocimientos que se vayan alcanzando a través de una agencia de divulgación científica.

Un plan de la magnitud del anunciado requiere elevar la inversión en investigación y desarrollo. Por ello, se ha previsto un aumento del 0,65 al 1,65 por ciento del PBI, y se ha propuesto estimular la inversión privada del 24 al 50 por ciento, para duplicar el número de investigadores. Crecerá, además, la inversión en un 9 por ciento en las provincias del NOA, del NEA, de Cuyo y de la Patagonia. Sorprende, sin embargo, la exclusión de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el plan expuesto, una cuestión que requeriría ser suficientemente clarificada

Merece señalarse el mérito nada común de la planificación presentada por su alcance de largo plazo, aunque, al respecto, queda por comprobar si realmente se contará con los recursos financieros para hacer real lo proyectado, cuando se viven tiempos tan críticos en nuestra economía. La experiencia indica que no siempre las bellas promesas se compadecen con los hechos. Asimismo, a fin de formular un juicio preciso acerca del plan dado a conocer, se requiere un detalle concreto de las propuestas proyectadas en cada una de las áreas prioritarias consideradas, cuestión no analizada