horizon.documentation.ird.fr/exl-doc/pleins_textes/divers4/010022327-11.pdf –
publicado en: Celina; 1998, "Emigración de Científicos argentinos el caso del CONICET", en Charum, J., et. al. (Ed.); 1998, El nuevo nomadismo científico. La perspectiva latinoamericana, Bogotá, Escuela Superior de Administración Pública.
Autora: Celina A. Lértora Mendoza (CONICET)
Introducción
A lo largo de su gestión, el CONICET -creado en 1958, según el modelo del CNRS francés- ha visto parcialmente malogrados los esfuerzos e inversiones en la formación de alta calificación debido a procesos emigratorios, diversamente evaluados debido a su vinculación ideológica, y sin una historia confiable del proceso mismo, de sus causas, consecuencias y estrategias de reversión. Reconstruir esta historia tiene las siguientes dificultades que debo señalar porque explican a la vez los límites de este trabajo que presento:
1. El CONICET no tiene registros completos de su propia actividad. La información que suministra a otros organismos, por ej. la Secretaría de Ciencia y Técnica, es estimativa y debe ser revisada en cada caso, lo que no siempre se hace. Por eso los informes oficiales generales deben ser usados con mucha prudencia.
2. El sistema argentino de ciencia y tecnología tampoco tiene revistros completos ni depura los elencos de investigadores. Pueden producirse duplicaciones tanto de altas como de bajas, cuando el mismo gente revista a la vez en dos instituciones; por eso las cifras totales no siempre coinciden con las sumas de las informaciones parciales.
3. Existe una cierta reticencia por parte de los funcionarios a dar información oficial discriminada,
por los motivos apuntados y en los casos de cesantías por razones políticas, la información se considera reservada y no se suministra. Los informes basados en información oral son considerados poco seguros por los funcionarios, dado que no discriminan entre sanciones y retiros voluntarios ante una apreciación subjetiva de persecución. Por esta razón la evaluación de las causales resulta disímil.
4. En los informes, investigaciones y proyectos de nivel global no siempre se discrimina exactamente quién es investigador científico, e incluye a profesores y funcionarios directivos de organismos de investigación, de modo que las cifras totales quedan aumentadas con respecto a las parciales estrictas. Para mi trabajo me he valido sólo de las siguientes fuentes específicas para CONICET, aunque he consultado la bibliografía secundaria atinente:
- Informes oficiales del CONICET o de la SECYT (informaciones puntuales sobre este tema emitidas en forma pública o como respuesta mi solicitud).
- Publicaciones de difusión de actividad de estas instituciones: Boletín del CONICET,
Directorios del CONICET elaborados por CAICYT, Quid, y Ciencia y Técnica.
- Informes personales de investigadores y funcionarios (ver elenco en el Apéndice)
Además de CONICET, incluyo parcialmente la situación en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA) por sus estrechas conexiones institucionales y porque es, junto con aquél, la institución más importante de investigación científica y técnica, con un sistema interno y una Política de investigación bastante similares.
Cuadro histórico del flujo
Desde su creación el CONICET ha sufrido un proceso permanente de emigración (Suter, Auza, Garrahan, Rimoldi). Esto no es una peculiaridad de esa institución, sino que continúa un proceso ya perceptible a partir de 1945 en la Universidad (Rimoldi) y que se repite en ella en la década del 50 (Suter) y en el 60 también en CONICET (Bes). En este flujo hay picos, que no son homogéneos en las áreas ni en las categorías. La incidencia mayor se registras en física, matemáticas y algunas especialidades de biología. Los emigrantes « estructurales » pertenecen a los cuadros más jóvenes y trabajan en proyectos nuevos de alta capacitación con poco desarrollo en el país.
El flujo emigratorio permanente de investigadores no está cuantificado. En términos porcentuales no ha llegado al 5% en toda la historia del CONICET, si bien en términos cualitativos se produce en la esfera de máxima cualificación (Auza, Garrahan, Levin, Rimoldi), por lo que su impacto es mucho mayor. Por aplicación de la « Ley de prescindibilidad » 1 los cesanteados en CONICET (la mayoría de los cuales emigró) fueron alrededor de 70 (Monterroso), lo que representa el 7% del personal total de ese momento (1976-1977). Esta cifra puede compatibilizarse con la de 120 (Casamiquela) porque se refiere a las cesantías por resolución institucional, mientras que la segunda incluye a todos los retiros sin que necesariamente hubiera expediente previo, y a becarios, que no son agentes de plantilla sino que tienen el estatuto jurídico de contratados y no se les aplicaron cesantías (Sacco). A pesar de estas emigraciones, la década del 70 fue de sostenido crecimiento del plantel: los investigadores de Carrera aumentaron de 490 (1971) a 752 (1976) y a 1287 (1981) según datos de Monterroso. En cuanto a los becarios externos, desde hace una década la emigración se mantiene estable en alrededor de un 10 % (Sacco). Teniendo en cuenta que en igual período los becarios externos oscilan entre 150 y 200 por año y que las becas externas son habitualmente bianuales, pareciera que estamos en presencia del mayor porcentual de emigración estable por períodos largos (quinquenios).
Causales del alejamiento
En los informes personales, así como en la estimación pública y mi propia experiencia como miembro del sistema de investigación, hay tres causales determinantes de los alejamientos que denomino políticas, económicas y profesionales y que paso a explicar.
Causas políticas
Llamo así a las presiones externas al sistema de investigación, que colocan al agente en situación de no poder continuar en el lugar de trabajo que tenía, y siendo estos muy escasos, para la mayoría no queda otra alternativa que la emigración. Esta causal es importante porque provoca el alejamiento de los « afincados », es decir, de los que si no fuera por esta situación no se hubiesen ido y que suelen ser los únicos que efectivamente regresan y se quedan cuando las situaciones revierten (Garrahan, Levin). Aunque es una causal impactante, que trasciende a la esfera pública política y jurídica cuando es muy grave, en general los informantes no la consideran una causa principal. Quienes más le conceden, tomando en consideración no sólo las cesantías reales sino las presiones y los miedos personales, no le adjudican más que el 50 % de los casos (Levin). Hay acuerdo de informantes en que los mayores éxitos de los proyectos de repatriación se producen en este grupo, pero fracasan cuando el agente ha tenido que irse por segunda vez.
Causas económicas
Se trata tanto de los casos en que el estipendio es muy escaso o cuando las ofertas externas son muy superiores. Los informantes coinciden en que el número de emigraciones por esta exclusiva causa es escasísimo. La mayoría no conoce ningún caso. Pero todos señalan que es una causa sumatoria que puede determinar la decisión de alejamiento cuando median dificultades profesionales graves (Garrahan). Además se señala que la causal económica produce la « emigración » del sistema mismo, es decir, el agente pasa a dedicarse profesionalmente a otra cosa, sea que emigre localmente o no. En el caso de becarios e investigadores jóvenes (categorías con remuneraciones muy bajas) esta causal de abandono de la investigación es considerada importante (Auza, Bes, Garrahan, Levin).
Causas profesionales
Son las más relevantes, no sólo cuantitativa sino cualitativamente. Es una causa estructural que determina una permanente deserción de los cuadros investigativos en sus niveles más calificados y más promisorios. Podemos señalar las siguientes variantes de esta causal:
- La rivalidad interna es una causa bastante significativa a juicio de los informantes científicos. Puede deberse a diversa filiación ideológica, religiosa, política, etc. de los implicados, pero casi siempre se ejerce a través de « grupos » de interés que monopolizan la dirección de algunos centros en beneficio de sus miembros, dejando poco espacio de realización profesional a los demás, determinando hasta evaluaciones desfavorables («quien no piensa como yo está equivocado »). Los informantes coinciden en que esta causa no sólo produce emigraciones sino también ostracismos internos e incluso el abandono de una línea de trabajo que se torna conflictiva en un medio muy pequeño.
- Las deficiencias del sistema científico. Esta es una causal clave, a juicio de científicos y funcionarios. Los científicos (Auza, Garrahan, Levin, Rimoldi) ponen el acento en los sistemas de selección, evaluación, gratificación y posibilidades de desarrollo, que son obsoletos, que no gratifican adecuadamente a los mejores y que deberían modificarse profundamente. Los funcionarios (Camblong, Monterroso, Sacco) acentúan la defectuosa y errática política científica global, que no fija metas claras y permanentes y que impide a los organismos ejecutores (como el CONICET) apoyar con efectividad y continuidad planes de investigación largos y complejos e incluso el desinterés de la sociedad y los políticos argentinos (Bes). Está claro que esta causal no puede ser paliada con sistemas de repatriación, porque quien regrese encontrará la misma situación insatisfactoria que dejó.
Evaluación de las causales
La causal política debería ser considerada coyuntural. Podría decirse, sin embargo, que la inestabilidad crónica de las instituciones, la quiebra reiterada del sistema político e incluso su deficiente funcionamiento, constituyen un trasfondo estructural endeble y conflictivo que no favorece el desarrollo de las instituciones científicas. En ese sentido las causas políticas pueden considerarse estructurales. Otro tanto debe decirse de la causal económica, que si bien tiene picos de gravedad, está siempre presente en el marco laboral. Las sucesivas políticas de ajuste y las medidas restrictivas, aunque presentadas en cada caso con carácter excepcional, en su conjunto abarcan con regularidad toda la vida del CONICET y quien se inicia como investigador tiene que contar con ellas. Por otra parte, los problemas económicos no se reducen sólo a sueldos, remuneraciones especiales y servicios sociales. Abarcan también los insumos y gastos diversos y necesarios para el desarrollo de la investigación. Proyectos evaluados positivamente y aprobados no se han podido realizar por falta efectiva de fondos. Para ingresar a Carrera del Investigador el mecanismo administrativo tarde 2 ó 3 años en resolver el pedido y el agente aceptado a veces debe esperar otros 3 ó 4 años para ingresar efectivamente. En ese lapso es posible que los postulantes opten por un trabajo más efectivo y luego no ingresen, produciéndose la « emigración del sistema » que señala Auza. Otro efecto negativo de estas dificultades es el recurso al « amiguismo » para repartir fondos escasos y acelerar trámites engorrosos (Rimoldi), lo que distorsiona a la larga los sistemas de evaluación y control, así como la composición adecuada y representativa de los órganos directivos 2.
La causal profesional es específicamente estructural, y a juicio de un informante (Rimoldi) es un defecto constitutivo de CONICET, que no sólo se constituyó a imagen del Consejo francés sino que favoreció (que no era la intención de Houssay) una larga tradición de autoritarismo y excesiva verticalidad en las relaciones investigativas, donde el director es una especie de « patrón” del dirigido. Se señala también (Rimoldi, Garrahan) que los criterios de evaluación rígidos y formales, en que la antigüedad y el aspecto cuantitativo prevalecen sobre el cualitativo, el impacto y la inventiva científica, generan una cierta « gerontocracia » que frena ascensos, de modo que muchos investigadores jóvenes y productivos no se sientan recompensados. Este sistema se realimenta produciendo un anquilosamiento cada vez más grave. Los informantes científicos coinciden en que la meta de formar una élite de excelencia científica que proponía Houssay no se ha cumplido suficientemente. También se señala (Auza, Monterroso) que las deficiencias generales del sistema educativo y de la Universidad hacen difícil para el CONICET subsanar fallas de arrastre.
Estrategias de recuperación
Medidas de la esfera oficial
Medidas de arraigo. Son las tendientes a evitar que el investigador que todavía está en plantel,
emigre por cualquiera de las causales indicadas, con énfasis en el aspecto económico. A lo largo de su historia, el CONICET implementó varias (Monterroso): a) En los primeros años CONICET dispuso de fondos donados por la Fundación Rockefeller, destinados a o torgar subsidios individuales de $USA 5.000 a los becarios del CONICET que retornaban al país para la instalación de sus laboratorios. En aquella época el regreso del becario implicaba un cargo seguro en la Universidad. Más tarde, cuando ya no sucedió así, este complemento de la beca era el ingreso a la Carrera del Investigador y el subsidio le aseguraba la adquisición de medios técnicos adecuados para su trabajo.
b) Entre 1967/8 CONICET acordó con el Banco Hipotecario Nacional el otorgamiento de créditos -en condiciones muy favorables- a miembros de la Carrera para adquirir vivienda propia. Hubo numerosas solicitudes concedidas. Años después la SECYT intentó algo semejante, con carácter más general. No constan los resultados.
c) En la esfera de competencia interna de CONICET, a partir de 1972 se instrumentaron medidas para pagar sueldos preferenciales a los investigadores, según regiones y especialidad, impulsando la creación de Institutos que dependen directamente de CONICET (y no de las Universidades u otros organismos, criterio en que hubo sin duda un cálculo político) que pasaron de 19 en 1971 a 100 en 1981. Estas medidas tendían indirectamente a favorecer el arraigo, aunque sus resultados para motivar a los jóvenes y más capaces a permanecer o emprender disciplinas poco cultivadas no fue el esperado.
Medidas de repatriación
Son las que propenden al regreso de investigadores ya desvinculados del CONICET y que desean reinsertarse en el sistema. Históricamente se tomaron diversas medidas (Monterroso). a) Desde su instalación en 1958, el CONICET trató de motivar el retorno de investigadores emigrados (antes profesores de la Universidad) ofreciendo cargos bien remunerados con dedicación exclusiva dentro de la jurisdicción de las Universidades. En 1961 abrió la Carrera del Investigador y en su marco implementó una política de repatriación que implicaba el pago, por parte del CONICET, del pasaje de regreso y un subsidio para equipamiento. En algunos casos contribuía también la Universidad donde se ubicaba. En el período 1961-1970 regresaron al país de este modo 31 investigadores. De ellos sólo 3 emigraron antes de 1970, luego de varios años de permanencia.
b) Después de 1970, dadas las dificultades económicas de los investigadores, el CONICET amplió el subsidio de repatriación, pagando el pasaje de regreso a la esposa y los hijos menores de edad y un monto para gastos de instalación doméstica. En esta época regresaron por este plan unos 30 investigadores. Según Monterroso, el nivel de exigencia científica para otorgar estos subsidios decayó con relación al período anterior, no obstante estima que se incorporaron varios científicos muy calificados de entre esos 30. Considera también que las condiciones generales del país en esos años no atraían a los argentinos, por lo cual a pesar de todo el plan puede considerarse bastante exitoso. Como un apéndice de los subsidios, aunque no a cargo directo del CONICET sino a su pedido, tenemos las franquicias aduaneras durante la década del 60, que permitían introducir libremente equipamiento científico y pertenencias personales a científicos y técnicos argentinos radicados en el exterior que regresaban. Los repatriados por el CONICET en esos años pudieron usufructuar el beneficio que se aplicó también en otros períodos: en 1977, 1990, etc. Esta medida es subsidiaria de las otras, pues de por sí no produce ningún efecto de retorno.
c) Por Resolución Nº 1636/87, del 15 de octubre de 1987, el CONICET creó la categoría de « Miembro Correspondiende de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico », en la cual son designados, a título honorario, investigadores argentinos residentes en el exterior, pudiendo ingresar por invitación o a solicitud del interesado. La Resolución se fundamenta en la conveniencia de formalizar vínculos de ellos con el CONICET y con los investigadores locales promoviendo su participación. La Reglamentación establece los requisitos de ingreso y condiciones de permanencia, considerando la posibilidad de que CONCIET los contrate por breves períodos pagándoles como visitantes el mismo estipendio que corresponde a la categoría en que revista y si deciden radicarse otra vez en el país, pueden ser incorporados como miembros regulares de la Carrera en la misma categoría. Entre 1988 y 1989 el CONICET admitió formalmente a 47 investigadores como Miembros Correspondientes. Solicitudes presentadas con posterioridad no habían sido evacuadas hasta fines de 1994. En la misma fecha no había constancias de actividades realizadas en Argentina por ninguno de los 47 designados. Según Monterroso, la Resolución 1636/89 pretendía ser una especie de Apéndice del Estatuto de la Carrera del CONICET, y esto requería un sólido sustento jurídico que no está expresado; contiene medidas innecesarias y/o inviables, crea un complicado sistema de evaluaciones e instaura un régimen de compatibilidades imitativamente desigual con respecto al que se le exige al investigador local.
d) Por Resolución Nª 261 del 1 de agosto de 1990, la SECYT creó el Programa Nacional de Vinculación con Científicos y Técnicos Argentinos en el Exterior (PROCITEX). Sus objetivos son amplios, porque se extiende a los campos profesional y técnico. Se contemplan en el proyecto los siguientes puntos: formulación de planes, ejecución de los mismos, relevamiento y confecciones de registro de emigrados, evaluación de antecedentes, promoción de misiones científicas, interacción con organizaciones vinculadas, fomento de contratos de trabajo, asesoramiento y trámites de repatriación.
A juicio de algunos informantes (Monterroso, Sacco) las propuestas de la SECYT deberían organizarse; no basta con enunciar excelentes propósitos, porque su implementación deficiente genera frustración en los interesados. Otros (Garrahan, Camblong) opinan que los resultados están distorsionados porque no se discrimina entre el emigrado genuino y el transitorio (el becario o el contratado temporal que de cualquier modo regresaría) y así se logra exhibir un mayor número de « repatriados » con su correspondiente rédito político. También se objeta que esos recursos parecen haber sido usados indiscriminadamente y sin conexión con los proyectos vigentes (Bes). Y todos coinciden en que los resultados de estos planes, seriamente evaluados, son escasos (no atraen a los más calificados) y que no mejorarán mientras no haya una política global de aprovechamiento de los recursos argentinos locales y externos.
Medidas en la esfera privada
El proyecto privado más importante y consecuente, a nivel argentino, es el de la Fundación Antorchas que concede subsidios de reinstalación a los becarios de postdoctorado -que tienen obligación de volver- y tiende a evitar los traumas del retorno. Es una suma de dinero que oscila entre $USA 7.000 y 8.000. Una parte se destina a gastos personales (no requiere rendición de cuentas) y se otorga de acuerdo al grupo familiar; otra, de $USA 5.000 aproximadamente, es para comenzar un proyecto de investigación. El funcionamiento es bastante fácil y expeditivo (Garrahan). Se pagan unos 20 subsidios por año, sobre unas 100 ó 120 presentaciones, de todas las disciplinas e instituciones. Otras becas otorgadas por instituciones extranjeras también tienen asignados fondos para ayudar el regreso. Además la Fundación Antorchas tiene subsidios de repatriación para residentes permanentes en el exterior. Genera un monto de más o menos $USA 20.000 que se evalúan caso por caso. Este subsidio se otorga desde hace cinco años y se han otorgado uno o dos por año. No se han rechazado pedidos, son los que se presentan, teniendo ya una ubicación segura en el sistema investigativo argentino (CONICET o Universidades). Los dos emprendimientos de Antorchas son considerados muy positivamente (Bes). En el ámbito externo, un emprendimiento importante es ANACITEC, una Asociación de investigadores argentinos residentes en Estados Unidos, fundada en 1985 (Garrahan). Tiene su sede en Nueva York, y sus finalidades son de apoyo general a los científicos argentinos. No contempla expresamente ayudas para el regreso, sino más bien para la inserción local o para solucionar algunos problemas específicos vinculados con Argentina 3.
Conclusiones
De los datos aquí expresados y de los extrapolables con buena probabilidad podemos extraer algunas conclusiones que a nuestro juicio deben guiar futuros trabajos más exhaustivos sobre este tema.
1º. La emigración científica ha sido una constante en la historia de nuestras instituciones investigativas, como lo muestran los casos paradigmáticos de CONICET y CONEA, sus dos centros más importantes. Esta emigración ha sido cuantitativamente reducida (llegando en su mayor pico sólo al 7 %) pero cualitativamente significativa. En algunas disciplinas (y en algunas líneas complejas de trabajo) puede considerarse grave. Las medidas de recuperación tienen resultados escasos, sobre todo en los niveles más calificados.
2º. La información de los medios y el uso político de la cuestión tienden a sobredimensionar el problema o a distorsionarlo, sin enfocar los puntos realmente importantes.
3º. La emigración constante está determinada por fallas estructurales de largo arrastre que afectan al sistema en su conjunto. Hay que considerar el hecho de que siempre habrá disconformes que decidan irse, es decir, que cierta pérdida es normal en cualquier sistema, por eficiente y satisfactorio que sea, por lo que no puede aspirarse razonablemente a un índice cero de emigración Pero cuando un sistema es eficiente y satisfactorio genera inmigraciones que compensan las emigraciones normales. El problema argentino es que esto no sucede y que los índices de emigración altamente calificada superan a los de inmigración o repatriación en iguales niveles.
4º. La evaluación de las pérdidas no puede ser global sino matizada. Las razones del desarraigo pueden deberse a causales distintas a las que aquí hemos mencionado como específicas. Quisiera señalar algunas que no se han tenido en cuenta todavía:
a) En un país con fuerte inmigración, muchos argentinos lo son sólo de primera o segunda generación. Estas personas están predispuestas a regresar a los lugares de origen de sus padres o abuelos.
b) El actual sistema educativo argentino se ha atomizado y diversificado en propuestas que no motivan al arraigo, lo que se aprecia ya en los adolescentes.
c) Existe una tendencia en nuestra cultura al mimetismo y la admiración por lo foráneo, que se canaliza en deseos de vivir en los lugares admirados, incluso en peores condiciones sociales o económicas. La emigración es una tentación apreciable en la sociedad Argentina y no sólo entre los científicos.
5º. Sería conveniente precisar con ciertas variables todo análisis de emigración científica. A título de ejemplo propongo la siguiente, que coincide en buena medida con las opiniones de algunos informantes (Monterroso, Sacco):
1. Qué grado de inserción local tenía el emigrante
2. En qué etapa de su carrera emigró
3. Qué disciplina cultivada o intentaba cultivar con dedicación exclusiva
4. Qué posibilidades tenía en Argentina
5. Qué posibilidades tenía en el extranjero
Quizá un análisis de estas variables muestre otra visión del problema más ajustada a la realidad y permita trazar políticas más eficaces de arraigo, que en definitiva es lo que interesa. También debiera promoverse una vinculación positiva (profesional y afectivamente) con los emigrados, sin rencores ni falsas emulaciones, y -como hice yo para este informe- promover reuniones de consulta con científicos y funcionarios de larga experiencia, lo que será beneficioso para todos.
Apéndice : Informes personales
Se señalan los datos puntuales contenidos en cada informe. Las apreciaciones globales y evaluaciones han quedado incluidas en el texto. Las listas de emigrados que presentan tienen algunas superposiciones por lo cual debe reducirse su total en aproximadamente un 15%. Néstor Tomás Auza. Historiador, investigador del CONICET, ha sido miembro de su Directorio y de las Comisiones Evaluadoras. Informa globalmente sobre científicos formados y becarios, en diversas disciplinas, sobre todo Ciencias humanas, pero también Física, Química y Biología. Período abarcado 1980-1995.
Daniel R. Bes. Físico, investigador del Departamento de Física de CONEA, presidente de la Asociación Física Argentina. Informa sobre becarios e investigadores en formación que trabajaron o tuvieron relación con él, desde 1971, en el área de física nuclear teórica. Sobre un total de 16 tesistas, 8 de UBA renunciaron en 1966 y 7 emigraron, de los cuales 5 regresaron entre los 2 y 15 años siguientes. De CONEA, 8 tesistas renunciaron, 6 emigraron, y sólo 2 regresaron. En general se quedaron fuera por razones exclusivamente profesionales. Señala casos de científicos que regresaron ante promesas de proyectos inexistentes, generando gran indignación.
Alfonso Camblong. Químico, funcionario del CONICET desde 1971, con diferentes cargos, actualmente jubilado. Informa sobre todas las disciplinas según ha conocido los casos por sus funciones, el período abarca especialmente los quince años en que fue Jefe del Departamento de Institutos. Señala conocimiento personal de trece casos de argentinos emigrados, todos los cuales tienen o tuvieron relevante actuación en centros extranjeros, 12 varones y 1 mujer, 5 físicos, 2 matemáticos, 1 ingeniero, 1 ingeniero químico, 1 geólogo, 1 médico. Los lugares de inserción extranjera fueron:
Estados Unidos (11) e Italia (2). De los once llegados a EEUU uno se radicó posteriormente en Canadá, otro regresó a Argentina (el único de los trece), 2 se desempeñan en la esfera privada aplicando sus conocimientos científicos, uno está en OEA y los demás en Universidades.
Rodolfo Casamiquela. Paleontólogo y antropólogo, investigador del CONICET, Director del Centro Nacional Patagónico. Informa especialmente sobre científicos emigrados que no regresaron, vinculados a su especialidad y por recuerdo personal. Da una nómina de 10 investigadores: 1 médico, 2 biólogos, 1 palinólogo, 1 botánico, 2 geólogos, 2 antropólogos y 1 paleontólogo, 8 hombres y 2 mujeres. Los lugares de emigración fueron Brasil, España, Francia y Estados Unidos. Algunos tienen relevante actuación en CNRS y NASA. Causas de alejamiento: políticas (pérdida de trabajo, razones morales): 5, profesionales: 2, insatisfacción con el país en general: 2, no sabe: 1. Los emigrados por causas políticas (reales o presuntas) que conoció (década del 70) regresaron en 1984. Estima que de CONICET se retiraron por esta causa en 1976-77 unos 120 agentes.
Patricio Garrahan. Biólogo, Director del Departamento de Química Biológica del CONICET. Miembro de la Comisión de la Fundación Antorchas para subsidios de repatriación. Informa desde 1970 sobre el Departamento. Casi todos sus doctorados se han ido: 5 en el grupo inmediato suyo de trabajo y en el resto más. Estima que esas emigraciones son una pérdida muy importante. Ninguno regresó. Conoce otros casos, a título personal, en que el regreso fue traumático: casos de cesantes en 1966, regresados y vueltos a cesantear en 1976; emigrados que regresaron ante promesas que no se cumplieron, etc.
Emanuel Levin. Bioquímico, investigador del CONICET, fundador y Secretario de la primera Comisión Directiva de AADICYT (Asociación Argentina de Investigadores Científicos y Tecnológicos).
Informa sobre diversas disciplinas, por conocimiento personal y por la Asociación para el
Período 1974-1994. Conoce 20 científicos que han emigrado, 5 becarios y el resto formados, en su mayoría pertenecientes a la vez a CONICET y Universidad de Buenos Aires, en las áreas de ciencias biológicas, médicas y físicas. No le consta que hayan regresado, aún cuando pudieron tener conocimiento de las medidas de repatriación.
José A. Monterroso. Funcionario jubilado de CONCET, en donde trabajó unos 30 años,
retirándose en 1992. Ejerció diversos cargos, el último de los cuales fue de Asesor del
Directorio. Informa sobre el período 1962- 1983. Los datos que proporciona, que están tomados de documentación que manejó en la institución, figuran en el texto.
Horacio Rimoldi. Médico especialista en sicología matemática, académico de Medicina y Educación. Director del CIIPME (Centro Interdisciplinar de Investigaciones en Psicología
Matemática y Experimental) Informa por propio conocimiento desde 1945 en la Universidad y luego en CONICET, siendo él mismo un emigrado que retornó. Conoce 23 casos de argentinos de alta calificación en diversas disciplinas que se radicaron en el exterior, de los cuales sólo dos regresaron, uno de ellos, el Dr. De Robertis, muy al final de su carrera.
Liliana Sacco. Profesora. Jefa del Departamento de Becas Externas de CONICET, con diez años de experiencia en el área. Informa sobre becarios externos en el período 1985-1995. En este período y para becarios las causas de alejamiento determinante son profesionales y hacen picos coincidiendo con los períodos de retracción en el ingreso a Carrera de Investigador del CONICET.
Tito Suter. Físico, investigador jubilado de CONEA y actualmente director de CAICYT,
Centro de Información Científica y Tecnología de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la
Nación Informa sobre CONEA en los períodos de los presidentes militares (Contralmirantes Quihillalt y Castro Madero). Señala que CONEA en esos períodos no tuvo problemas de rivalidades internas profesionales porque los militares que la dirigían eran ajenos a ellos y tenían sus propios criterios para conducirla, seleccionar su personal y aprobar proyectos, inversiones y formación calificada en el exterior. Con respecto a la ley de prescindibilidad, las nóminas de los cesanteados llegaban de las esferas políticas superiores. En cuanto a detenciones (y posteriores desapariciones) algunas sucedieron en el mismo lugar de trabajo, pero el personal que las efectuó era ajeno a CONEA. Le consta que el propio Castro Madero gestionó la libertad de varios detenidos, en algún caso con éxito, pero sus propios superiores militares lo desoían.
1 Se aplicó durante el Proceso Militar (1976-1982). Fue una disposición dictada por la Junta Militar que permitía prescindir de un agente sin sumario previo y que limitó las funciones sobre todo de agentes políticamente contrarios (aunque se ha denunciado que hubo un significativo porcentaje de cesantías por cuestiones personales ajenas a la política, que oscilaría entre un 10 y un 20 %). Sobre los reales efectos de esta disposición hay mucha controversia. Faltan cifras fehacientes porque no parece que las instituciones hayan conservado registros confiables. Las listas que en su momento se manejaron para CONICET según testimonia Levin, se hicieron por informes orales y resulta poco confiables.
2 Rimoldi señala que sobre 15 miembros del Directorio actual de CONICET, 10 son médicos o biólogos, lo que significa un exceso de representación de esta rama con relación a sus agentes efectivos de plantilla. Situaciones como ésta no favorecen la multidisciplinariedad que es esencial a un organismo como CONICET, y que ahora en su Directorio no tiene ningún físico, ni astrónomo, ni sociólogo, ni psicólogo, ni especialista en educación, ni un matemático y sólo un historiador para representar a todo el amplio campo de las Ciencias Sociales. En el cambio total de autoridades y evaluadores producido en 1984, la formación de los cuadros dependía más de la filiación política que del área de trabajo y varias líneas de trabajo quedaron sin representación.
3 Por ej. Garrahan señala que uno de sus presidentes (en 1995), el Dr. Víctor Penchasedeh, genetista, trabajó en la identificación de hijos de desaparecidos que habían sido entregados a tercer
publicado en: Celina; 1998, "Emigración de Científicos argentinos el caso del CONICET", en Charum, J., et. al. (Ed.); 1998, El nuevo nomadismo científico. La perspectiva latinoamericana, Bogotá, Escuela Superior de Administración Pública.
Autora: Celina A. Lértora Mendoza (CONICET)
Introducción
A lo largo de su gestión, el CONICET -creado en 1958, según el modelo del CNRS francés- ha visto parcialmente malogrados los esfuerzos e inversiones en la formación de alta calificación debido a procesos emigratorios, diversamente evaluados debido a su vinculación ideológica, y sin una historia confiable del proceso mismo, de sus causas, consecuencias y estrategias de reversión. Reconstruir esta historia tiene las siguientes dificultades que debo señalar porque explican a la vez los límites de este trabajo que presento:
1. El CONICET no tiene registros completos de su propia actividad. La información que suministra a otros organismos, por ej. la Secretaría de Ciencia y Técnica, es estimativa y debe ser revisada en cada caso, lo que no siempre se hace. Por eso los informes oficiales generales deben ser usados con mucha prudencia.
2. El sistema argentino de ciencia y tecnología tampoco tiene revistros completos ni depura los elencos de investigadores. Pueden producirse duplicaciones tanto de altas como de bajas, cuando el mismo gente revista a la vez en dos instituciones; por eso las cifras totales no siempre coinciden con las sumas de las informaciones parciales.
3. Existe una cierta reticencia por parte de los funcionarios a dar información oficial discriminada,
por los motivos apuntados y en los casos de cesantías por razones políticas, la información se considera reservada y no se suministra. Los informes basados en información oral son considerados poco seguros por los funcionarios, dado que no discriminan entre sanciones y retiros voluntarios ante una apreciación subjetiva de persecución. Por esta razón la evaluación de las causales resulta disímil.
4. En los informes, investigaciones y proyectos de nivel global no siempre se discrimina exactamente quién es investigador científico, e incluye a profesores y funcionarios directivos de organismos de investigación, de modo que las cifras totales quedan aumentadas con respecto a las parciales estrictas. Para mi trabajo me he valido sólo de las siguientes fuentes específicas para CONICET, aunque he consultado la bibliografía secundaria atinente:
- Informes oficiales del CONICET o de la SECYT (informaciones puntuales sobre este tema emitidas en forma pública o como respuesta mi solicitud).
- Publicaciones de difusión de actividad de estas instituciones: Boletín del CONICET,
Directorios del CONICET elaborados por CAICYT, Quid, y Ciencia y Técnica.
- Informes personales de investigadores y funcionarios (ver elenco en el Apéndice)
Además de CONICET, incluyo parcialmente la situación en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA) por sus estrechas conexiones institucionales y porque es, junto con aquél, la institución más importante de investigación científica y técnica, con un sistema interno y una Política de investigación bastante similares.
Cuadro histórico del flujo
Desde su creación el CONICET ha sufrido un proceso permanente de emigración (Suter, Auza, Garrahan, Rimoldi). Esto no es una peculiaridad de esa institución, sino que continúa un proceso ya perceptible a partir de 1945 en la Universidad (Rimoldi) y que se repite en ella en la década del 50 (Suter) y en el 60 también en CONICET (Bes). En este flujo hay picos, que no son homogéneos en las áreas ni en las categorías. La incidencia mayor se registras en física, matemáticas y algunas especialidades de biología. Los emigrantes « estructurales » pertenecen a los cuadros más jóvenes y trabajan en proyectos nuevos de alta capacitación con poco desarrollo en el país.
El flujo emigratorio permanente de investigadores no está cuantificado. En términos porcentuales no ha llegado al 5% en toda la historia del CONICET, si bien en términos cualitativos se produce en la esfera de máxima cualificación (Auza, Garrahan, Levin, Rimoldi), por lo que su impacto es mucho mayor. Por aplicación de la « Ley de prescindibilidad » 1 los cesanteados en CONICET (la mayoría de los cuales emigró) fueron alrededor de 70 (Monterroso), lo que representa el 7% del personal total de ese momento (1976-1977). Esta cifra puede compatibilizarse con la de 120 (Casamiquela) porque se refiere a las cesantías por resolución institucional, mientras que la segunda incluye a todos los retiros sin que necesariamente hubiera expediente previo, y a becarios, que no son agentes de plantilla sino que tienen el estatuto jurídico de contratados y no se les aplicaron cesantías (Sacco). A pesar de estas emigraciones, la década del 70 fue de sostenido crecimiento del plantel: los investigadores de Carrera aumentaron de 490 (1971) a 752 (1976) y a 1287 (1981) según datos de Monterroso. En cuanto a los becarios externos, desde hace una década la emigración se mantiene estable en alrededor de un 10 % (Sacco). Teniendo en cuenta que en igual período los becarios externos oscilan entre 150 y 200 por año y que las becas externas son habitualmente bianuales, pareciera que estamos en presencia del mayor porcentual de emigración estable por períodos largos (quinquenios).
Causales del alejamiento
En los informes personales, así como en la estimación pública y mi propia experiencia como miembro del sistema de investigación, hay tres causales determinantes de los alejamientos que denomino políticas, económicas y profesionales y que paso a explicar.
Causas políticas
Llamo así a las presiones externas al sistema de investigación, que colocan al agente en situación de no poder continuar en el lugar de trabajo que tenía, y siendo estos muy escasos, para la mayoría no queda otra alternativa que la emigración. Esta causal es importante porque provoca el alejamiento de los « afincados », es decir, de los que si no fuera por esta situación no se hubiesen ido y que suelen ser los únicos que efectivamente regresan y se quedan cuando las situaciones revierten (Garrahan, Levin). Aunque es una causal impactante, que trasciende a la esfera pública política y jurídica cuando es muy grave, en general los informantes no la consideran una causa principal. Quienes más le conceden, tomando en consideración no sólo las cesantías reales sino las presiones y los miedos personales, no le adjudican más que el 50 % de los casos (Levin). Hay acuerdo de informantes en que los mayores éxitos de los proyectos de repatriación se producen en este grupo, pero fracasan cuando el agente ha tenido que irse por segunda vez.
Causas económicas
Se trata tanto de los casos en que el estipendio es muy escaso o cuando las ofertas externas son muy superiores. Los informantes coinciden en que el número de emigraciones por esta exclusiva causa es escasísimo. La mayoría no conoce ningún caso. Pero todos señalan que es una causa sumatoria que puede determinar la decisión de alejamiento cuando median dificultades profesionales graves (Garrahan). Además se señala que la causal económica produce la « emigración » del sistema mismo, es decir, el agente pasa a dedicarse profesionalmente a otra cosa, sea que emigre localmente o no. En el caso de becarios e investigadores jóvenes (categorías con remuneraciones muy bajas) esta causal de abandono de la investigación es considerada importante (Auza, Bes, Garrahan, Levin).
Causas profesionales
Son las más relevantes, no sólo cuantitativa sino cualitativamente. Es una causa estructural que determina una permanente deserción de los cuadros investigativos en sus niveles más calificados y más promisorios. Podemos señalar las siguientes variantes de esta causal:
- La rivalidad interna es una causa bastante significativa a juicio de los informantes científicos. Puede deberse a diversa filiación ideológica, religiosa, política, etc. de los implicados, pero casi siempre se ejerce a través de « grupos » de interés que monopolizan la dirección de algunos centros en beneficio de sus miembros, dejando poco espacio de realización profesional a los demás, determinando hasta evaluaciones desfavorables («quien no piensa como yo está equivocado »). Los informantes coinciden en que esta causa no sólo produce emigraciones sino también ostracismos internos e incluso el abandono de una línea de trabajo que se torna conflictiva en un medio muy pequeño.
- Las deficiencias del sistema científico. Esta es una causal clave, a juicio de científicos y funcionarios. Los científicos (Auza, Garrahan, Levin, Rimoldi) ponen el acento en los sistemas de selección, evaluación, gratificación y posibilidades de desarrollo, que son obsoletos, que no gratifican adecuadamente a los mejores y que deberían modificarse profundamente. Los funcionarios (Camblong, Monterroso, Sacco) acentúan la defectuosa y errática política científica global, que no fija metas claras y permanentes y que impide a los organismos ejecutores (como el CONICET) apoyar con efectividad y continuidad planes de investigación largos y complejos e incluso el desinterés de la sociedad y los políticos argentinos (Bes). Está claro que esta causal no puede ser paliada con sistemas de repatriación, porque quien regrese encontrará la misma situación insatisfactoria que dejó.
Evaluación de las causales
La causal política debería ser considerada coyuntural. Podría decirse, sin embargo, que la inestabilidad crónica de las instituciones, la quiebra reiterada del sistema político e incluso su deficiente funcionamiento, constituyen un trasfondo estructural endeble y conflictivo que no favorece el desarrollo de las instituciones científicas. En ese sentido las causas políticas pueden considerarse estructurales. Otro tanto debe decirse de la causal económica, que si bien tiene picos de gravedad, está siempre presente en el marco laboral. Las sucesivas políticas de ajuste y las medidas restrictivas, aunque presentadas en cada caso con carácter excepcional, en su conjunto abarcan con regularidad toda la vida del CONICET y quien se inicia como investigador tiene que contar con ellas. Por otra parte, los problemas económicos no se reducen sólo a sueldos, remuneraciones especiales y servicios sociales. Abarcan también los insumos y gastos diversos y necesarios para el desarrollo de la investigación. Proyectos evaluados positivamente y aprobados no se han podido realizar por falta efectiva de fondos. Para ingresar a Carrera del Investigador el mecanismo administrativo tarde 2 ó 3 años en resolver el pedido y el agente aceptado a veces debe esperar otros 3 ó 4 años para ingresar efectivamente. En ese lapso es posible que los postulantes opten por un trabajo más efectivo y luego no ingresen, produciéndose la « emigración del sistema » que señala Auza. Otro efecto negativo de estas dificultades es el recurso al « amiguismo » para repartir fondos escasos y acelerar trámites engorrosos (Rimoldi), lo que distorsiona a la larga los sistemas de evaluación y control, así como la composición adecuada y representativa de los órganos directivos 2.
La causal profesional es específicamente estructural, y a juicio de un informante (Rimoldi) es un defecto constitutivo de CONICET, que no sólo se constituyó a imagen del Consejo francés sino que favoreció (que no era la intención de Houssay) una larga tradición de autoritarismo y excesiva verticalidad en las relaciones investigativas, donde el director es una especie de « patrón” del dirigido. Se señala también (Rimoldi, Garrahan) que los criterios de evaluación rígidos y formales, en que la antigüedad y el aspecto cuantitativo prevalecen sobre el cualitativo, el impacto y la inventiva científica, generan una cierta « gerontocracia » que frena ascensos, de modo que muchos investigadores jóvenes y productivos no se sientan recompensados. Este sistema se realimenta produciendo un anquilosamiento cada vez más grave. Los informantes científicos coinciden en que la meta de formar una élite de excelencia científica que proponía Houssay no se ha cumplido suficientemente. También se señala (Auza, Monterroso) que las deficiencias generales del sistema educativo y de la Universidad hacen difícil para el CONICET subsanar fallas de arrastre.
Estrategias de recuperación
Medidas de la esfera oficial
Medidas de arraigo. Son las tendientes a evitar que el investigador que todavía está en plantel,
emigre por cualquiera de las causales indicadas, con énfasis en el aspecto económico. A lo largo de su historia, el CONICET implementó varias (Monterroso): a) En los primeros años CONICET dispuso de fondos donados por la Fundación Rockefeller, destinados a o torgar subsidios individuales de $USA 5.000 a los becarios del CONICET que retornaban al país para la instalación de sus laboratorios. En aquella época el regreso del becario implicaba un cargo seguro en la Universidad. Más tarde, cuando ya no sucedió así, este complemento de la beca era el ingreso a la Carrera del Investigador y el subsidio le aseguraba la adquisición de medios técnicos adecuados para su trabajo.
b) Entre 1967/8 CONICET acordó con el Banco Hipotecario Nacional el otorgamiento de créditos -en condiciones muy favorables- a miembros de la Carrera para adquirir vivienda propia. Hubo numerosas solicitudes concedidas. Años después la SECYT intentó algo semejante, con carácter más general. No constan los resultados.
c) En la esfera de competencia interna de CONICET, a partir de 1972 se instrumentaron medidas para pagar sueldos preferenciales a los investigadores, según regiones y especialidad, impulsando la creación de Institutos que dependen directamente de CONICET (y no de las Universidades u otros organismos, criterio en que hubo sin duda un cálculo político) que pasaron de 19 en 1971 a 100 en 1981. Estas medidas tendían indirectamente a favorecer el arraigo, aunque sus resultados para motivar a los jóvenes y más capaces a permanecer o emprender disciplinas poco cultivadas no fue el esperado.
Medidas de repatriación
Son las que propenden al regreso de investigadores ya desvinculados del CONICET y que desean reinsertarse en el sistema. Históricamente se tomaron diversas medidas (Monterroso). a) Desde su instalación en 1958, el CONICET trató de motivar el retorno de investigadores emigrados (antes profesores de la Universidad) ofreciendo cargos bien remunerados con dedicación exclusiva dentro de la jurisdicción de las Universidades. En 1961 abrió la Carrera del Investigador y en su marco implementó una política de repatriación que implicaba el pago, por parte del CONICET, del pasaje de regreso y un subsidio para equipamiento. En algunos casos contribuía también la Universidad donde se ubicaba. En el período 1961-1970 regresaron al país de este modo 31 investigadores. De ellos sólo 3 emigraron antes de 1970, luego de varios años de permanencia.
b) Después de 1970, dadas las dificultades económicas de los investigadores, el CONICET amplió el subsidio de repatriación, pagando el pasaje de regreso a la esposa y los hijos menores de edad y un monto para gastos de instalación doméstica. En esta época regresaron por este plan unos 30 investigadores. Según Monterroso, el nivel de exigencia científica para otorgar estos subsidios decayó con relación al período anterior, no obstante estima que se incorporaron varios científicos muy calificados de entre esos 30. Considera también que las condiciones generales del país en esos años no atraían a los argentinos, por lo cual a pesar de todo el plan puede considerarse bastante exitoso. Como un apéndice de los subsidios, aunque no a cargo directo del CONICET sino a su pedido, tenemos las franquicias aduaneras durante la década del 60, que permitían introducir libremente equipamiento científico y pertenencias personales a científicos y técnicos argentinos radicados en el exterior que regresaban. Los repatriados por el CONICET en esos años pudieron usufructuar el beneficio que se aplicó también en otros períodos: en 1977, 1990, etc. Esta medida es subsidiaria de las otras, pues de por sí no produce ningún efecto de retorno.
c) Por Resolución Nº 1636/87, del 15 de octubre de 1987, el CONICET creó la categoría de « Miembro Correspondiende de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico », en la cual son designados, a título honorario, investigadores argentinos residentes en el exterior, pudiendo ingresar por invitación o a solicitud del interesado. La Resolución se fundamenta en la conveniencia de formalizar vínculos de ellos con el CONICET y con los investigadores locales promoviendo su participación. La Reglamentación establece los requisitos de ingreso y condiciones de permanencia, considerando la posibilidad de que CONCIET los contrate por breves períodos pagándoles como visitantes el mismo estipendio que corresponde a la categoría en que revista y si deciden radicarse otra vez en el país, pueden ser incorporados como miembros regulares de la Carrera en la misma categoría. Entre 1988 y 1989 el CONICET admitió formalmente a 47 investigadores como Miembros Correspondientes. Solicitudes presentadas con posterioridad no habían sido evacuadas hasta fines de 1994. En la misma fecha no había constancias de actividades realizadas en Argentina por ninguno de los 47 designados. Según Monterroso, la Resolución 1636/89 pretendía ser una especie de Apéndice del Estatuto de la Carrera del CONICET, y esto requería un sólido sustento jurídico que no está expresado; contiene medidas innecesarias y/o inviables, crea un complicado sistema de evaluaciones e instaura un régimen de compatibilidades imitativamente desigual con respecto al que se le exige al investigador local.
d) Por Resolución Nª 261 del 1 de agosto de 1990, la SECYT creó el Programa Nacional de Vinculación con Científicos y Técnicos Argentinos en el Exterior (PROCITEX). Sus objetivos son amplios, porque se extiende a los campos profesional y técnico. Se contemplan en el proyecto los siguientes puntos: formulación de planes, ejecución de los mismos, relevamiento y confecciones de registro de emigrados, evaluación de antecedentes, promoción de misiones científicas, interacción con organizaciones vinculadas, fomento de contratos de trabajo, asesoramiento y trámites de repatriación.
A juicio de algunos informantes (Monterroso, Sacco) las propuestas de la SECYT deberían organizarse; no basta con enunciar excelentes propósitos, porque su implementación deficiente genera frustración en los interesados. Otros (Garrahan, Camblong) opinan que los resultados están distorsionados porque no se discrimina entre el emigrado genuino y el transitorio (el becario o el contratado temporal que de cualquier modo regresaría) y así se logra exhibir un mayor número de « repatriados » con su correspondiente rédito político. También se objeta que esos recursos parecen haber sido usados indiscriminadamente y sin conexión con los proyectos vigentes (Bes). Y todos coinciden en que los resultados de estos planes, seriamente evaluados, son escasos (no atraen a los más calificados) y que no mejorarán mientras no haya una política global de aprovechamiento de los recursos argentinos locales y externos.
Medidas en la esfera privada
El proyecto privado más importante y consecuente, a nivel argentino, es el de la Fundación Antorchas que concede subsidios de reinstalación a los becarios de postdoctorado -que tienen obligación de volver- y tiende a evitar los traumas del retorno. Es una suma de dinero que oscila entre $USA 7.000 y 8.000. Una parte se destina a gastos personales (no requiere rendición de cuentas) y se otorga de acuerdo al grupo familiar; otra, de $USA 5.000 aproximadamente, es para comenzar un proyecto de investigación. El funcionamiento es bastante fácil y expeditivo (Garrahan). Se pagan unos 20 subsidios por año, sobre unas 100 ó 120 presentaciones, de todas las disciplinas e instituciones. Otras becas otorgadas por instituciones extranjeras también tienen asignados fondos para ayudar el regreso. Además la Fundación Antorchas tiene subsidios de repatriación para residentes permanentes en el exterior. Genera un monto de más o menos $USA 20.000 que se evalúan caso por caso. Este subsidio se otorga desde hace cinco años y se han otorgado uno o dos por año. No se han rechazado pedidos, son los que se presentan, teniendo ya una ubicación segura en el sistema investigativo argentino (CONICET o Universidades). Los dos emprendimientos de Antorchas son considerados muy positivamente (Bes). En el ámbito externo, un emprendimiento importante es ANACITEC, una Asociación de investigadores argentinos residentes en Estados Unidos, fundada en 1985 (Garrahan). Tiene su sede en Nueva York, y sus finalidades son de apoyo general a los científicos argentinos. No contempla expresamente ayudas para el regreso, sino más bien para la inserción local o para solucionar algunos problemas específicos vinculados con Argentina 3.
Conclusiones
De los datos aquí expresados y de los extrapolables con buena probabilidad podemos extraer algunas conclusiones que a nuestro juicio deben guiar futuros trabajos más exhaustivos sobre este tema.
1º. La emigración científica ha sido una constante en la historia de nuestras instituciones investigativas, como lo muestran los casos paradigmáticos de CONICET y CONEA, sus dos centros más importantes. Esta emigración ha sido cuantitativamente reducida (llegando en su mayor pico sólo al 7 %) pero cualitativamente significativa. En algunas disciplinas (y en algunas líneas complejas de trabajo) puede considerarse grave. Las medidas de recuperación tienen resultados escasos, sobre todo en los niveles más calificados.
2º. La información de los medios y el uso político de la cuestión tienden a sobredimensionar el problema o a distorsionarlo, sin enfocar los puntos realmente importantes.
3º. La emigración constante está determinada por fallas estructurales de largo arrastre que afectan al sistema en su conjunto. Hay que considerar el hecho de que siempre habrá disconformes que decidan irse, es decir, que cierta pérdida es normal en cualquier sistema, por eficiente y satisfactorio que sea, por lo que no puede aspirarse razonablemente a un índice cero de emigración Pero cuando un sistema es eficiente y satisfactorio genera inmigraciones que compensan las emigraciones normales. El problema argentino es que esto no sucede y que los índices de emigración altamente calificada superan a los de inmigración o repatriación en iguales niveles.
4º. La evaluación de las pérdidas no puede ser global sino matizada. Las razones del desarraigo pueden deberse a causales distintas a las que aquí hemos mencionado como específicas. Quisiera señalar algunas que no se han tenido en cuenta todavía:
a) En un país con fuerte inmigración, muchos argentinos lo son sólo de primera o segunda generación. Estas personas están predispuestas a regresar a los lugares de origen de sus padres o abuelos.
b) El actual sistema educativo argentino se ha atomizado y diversificado en propuestas que no motivan al arraigo, lo que se aprecia ya en los adolescentes.
c) Existe una tendencia en nuestra cultura al mimetismo y la admiración por lo foráneo, que se canaliza en deseos de vivir en los lugares admirados, incluso en peores condiciones sociales o económicas. La emigración es una tentación apreciable en la sociedad Argentina y no sólo entre los científicos.
5º. Sería conveniente precisar con ciertas variables todo análisis de emigración científica. A título de ejemplo propongo la siguiente, que coincide en buena medida con las opiniones de algunos informantes (Monterroso, Sacco):
1. Qué grado de inserción local tenía el emigrante
2. En qué etapa de su carrera emigró
3. Qué disciplina cultivada o intentaba cultivar con dedicación exclusiva
4. Qué posibilidades tenía en Argentina
5. Qué posibilidades tenía en el extranjero
Quizá un análisis de estas variables muestre otra visión del problema más ajustada a la realidad y permita trazar políticas más eficaces de arraigo, que en definitiva es lo que interesa. También debiera promoverse una vinculación positiva (profesional y afectivamente) con los emigrados, sin rencores ni falsas emulaciones, y -como hice yo para este informe- promover reuniones de consulta con científicos y funcionarios de larga experiencia, lo que será beneficioso para todos.
Apéndice : Informes personales
Se señalan los datos puntuales contenidos en cada informe. Las apreciaciones globales y evaluaciones han quedado incluidas en el texto. Las listas de emigrados que presentan tienen algunas superposiciones por lo cual debe reducirse su total en aproximadamente un 15%. Néstor Tomás Auza. Historiador, investigador del CONICET, ha sido miembro de su Directorio y de las Comisiones Evaluadoras. Informa globalmente sobre científicos formados y becarios, en diversas disciplinas, sobre todo Ciencias humanas, pero también Física, Química y Biología. Período abarcado 1980-1995.
Daniel R. Bes. Físico, investigador del Departamento de Física de CONEA, presidente de la Asociación Física Argentina. Informa sobre becarios e investigadores en formación que trabajaron o tuvieron relación con él, desde 1971, en el área de física nuclear teórica. Sobre un total de 16 tesistas, 8 de UBA renunciaron en 1966 y 7 emigraron, de los cuales 5 regresaron entre los 2 y 15 años siguientes. De CONEA, 8 tesistas renunciaron, 6 emigraron, y sólo 2 regresaron. En general se quedaron fuera por razones exclusivamente profesionales. Señala casos de científicos que regresaron ante promesas de proyectos inexistentes, generando gran indignación.
Alfonso Camblong. Químico, funcionario del CONICET desde 1971, con diferentes cargos, actualmente jubilado. Informa sobre todas las disciplinas según ha conocido los casos por sus funciones, el período abarca especialmente los quince años en que fue Jefe del Departamento de Institutos. Señala conocimiento personal de trece casos de argentinos emigrados, todos los cuales tienen o tuvieron relevante actuación en centros extranjeros, 12 varones y 1 mujer, 5 físicos, 2 matemáticos, 1 ingeniero, 1 ingeniero químico, 1 geólogo, 1 médico. Los lugares de inserción extranjera fueron:
Estados Unidos (11) e Italia (2). De los once llegados a EEUU uno se radicó posteriormente en Canadá, otro regresó a Argentina (el único de los trece), 2 se desempeñan en la esfera privada aplicando sus conocimientos científicos, uno está en OEA y los demás en Universidades.
Rodolfo Casamiquela. Paleontólogo y antropólogo, investigador del CONICET, Director del Centro Nacional Patagónico. Informa especialmente sobre científicos emigrados que no regresaron, vinculados a su especialidad y por recuerdo personal. Da una nómina de 10 investigadores: 1 médico, 2 biólogos, 1 palinólogo, 1 botánico, 2 geólogos, 2 antropólogos y 1 paleontólogo, 8 hombres y 2 mujeres. Los lugares de emigración fueron Brasil, España, Francia y Estados Unidos. Algunos tienen relevante actuación en CNRS y NASA. Causas de alejamiento: políticas (pérdida de trabajo, razones morales): 5, profesionales: 2, insatisfacción con el país en general: 2, no sabe: 1. Los emigrados por causas políticas (reales o presuntas) que conoció (década del 70) regresaron en 1984. Estima que de CONICET se retiraron por esta causa en 1976-77 unos 120 agentes.
Patricio Garrahan. Biólogo, Director del Departamento de Química Biológica del CONICET. Miembro de la Comisión de la Fundación Antorchas para subsidios de repatriación. Informa desde 1970 sobre el Departamento. Casi todos sus doctorados se han ido: 5 en el grupo inmediato suyo de trabajo y en el resto más. Estima que esas emigraciones son una pérdida muy importante. Ninguno regresó. Conoce otros casos, a título personal, en que el regreso fue traumático: casos de cesantes en 1966, regresados y vueltos a cesantear en 1976; emigrados que regresaron ante promesas que no se cumplieron, etc.
Emanuel Levin. Bioquímico, investigador del CONICET, fundador y Secretario de la primera Comisión Directiva de AADICYT (Asociación Argentina de Investigadores Científicos y Tecnológicos).
Informa sobre diversas disciplinas, por conocimiento personal y por la Asociación para el
Período 1974-1994. Conoce 20 científicos que han emigrado, 5 becarios y el resto formados, en su mayoría pertenecientes a la vez a CONICET y Universidad de Buenos Aires, en las áreas de ciencias biológicas, médicas y físicas. No le consta que hayan regresado, aún cuando pudieron tener conocimiento de las medidas de repatriación.
José A. Monterroso. Funcionario jubilado de CONCET, en donde trabajó unos 30 años,
retirándose en 1992. Ejerció diversos cargos, el último de los cuales fue de Asesor del
Directorio. Informa sobre el período 1962- 1983. Los datos que proporciona, que están tomados de documentación que manejó en la institución, figuran en el texto.
Horacio Rimoldi. Médico especialista en sicología matemática, académico de Medicina y Educación. Director del CIIPME (Centro Interdisciplinar de Investigaciones en Psicología
Matemática y Experimental) Informa por propio conocimiento desde 1945 en la Universidad y luego en CONICET, siendo él mismo un emigrado que retornó. Conoce 23 casos de argentinos de alta calificación en diversas disciplinas que se radicaron en el exterior, de los cuales sólo dos regresaron, uno de ellos, el Dr. De Robertis, muy al final de su carrera.
Liliana Sacco. Profesora. Jefa del Departamento de Becas Externas de CONICET, con diez años de experiencia en el área. Informa sobre becarios externos en el período 1985-1995. En este período y para becarios las causas de alejamiento determinante son profesionales y hacen picos coincidiendo con los períodos de retracción en el ingreso a Carrera de Investigador del CONICET.
Tito Suter. Físico, investigador jubilado de CONEA y actualmente director de CAICYT,
Centro de Información Científica y Tecnología de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la
Nación Informa sobre CONEA en los períodos de los presidentes militares (Contralmirantes Quihillalt y Castro Madero). Señala que CONEA en esos períodos no tuvo problemas de rivalidades internas profesionales porque los militares que la dirigían eran ajenos a ellos y tenían sus propios criterios para conducirla, seleccionar su personal y aprobar proyectos, inversiones y formación calificada en el exterior. Con respecto a la ley de prescindibilidad, las nóminas de los cesanteados llegaban de las esferas políticas superiores. En cuanto a detenciones (y posteriores desapariciones) algunas sucedieron en el mismo lugar de trabajo, pero el personal que las efectuó era ajeno a CONEA. Le consta que el propio Castro Madero gestionó la libertad de varios detenidos, en algún caso con éxito, pero sus propios superiores militares lo desoían.
1 Se aplicó durante el Proceso Militar (1976-1982). Fue una disposición dictada por la Junta Militar que permitía prescindir de un agente sin sumario previo y que limitó las funciones sobre todo de agentes políticamente contrarios (aunque se ha denunciado que hubo un significativo porcentaje de cesantías por cuestiones personales ajenas a la política, que oscilaría entre un 10 y un 20 %). Sobre los reales efectos de esta disposición hay mucha controversia. Faltan cifras fehacientes porque no parece que las instituciones hayan conservado registros confiables. Las listas que en su momento se manejaron para CONICET según testimonia Levin, se hicieron por informes orales y resulta poco confiables.
2 Rimoldi señala que sobre 15 miembros del Directorio actual de CONICET, 10 son médicos o biólogos, lo que significa un exceso de representación de esta rama con relación a sus agentes efectivos de plantilla. Situaciones como ésta no favorecen la multidisciplinariedad que es esencial a un organismo como CONICET, y que ahora en su Directorio no tiene ningún físico, ni astrónomo, ni sociólogo, ni psicólogo, ni especialista en educación, ni un matemático y sólo un historiador para representar a todo el amplio campo de las Ciencias Sociales. En el cambio total de autoridades y evaluadores producido en 1984, la formación de los cuadros dependía más de la filiación política que del área de trabajo y varias líneas de trabajo quedaron sin representación.
3 Por ej. Garrahan señala que uno de sus presidentes (en 1995), el Dr. Víctor Penchasedeh, genetista, trabajó en la identificación de hijos de desaparecidos que habían sido entregados a tercer
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