Ahora que parecen haberse calmado las aguas en el CONICET quizás se pueda debatir con más objetividad. Durante más de un año hubo críticas de todo tipo sobre los concursos gerenciales y los manejos de la gerencia de evaluación. Hasta se creo un blog para denunciar más organizadamente lo que ocurre en la institución: http://www.conicet-bono.blogspot.com/
Es muy difícil hoy negar que algo hubo en esos concursos, no sabemos qué, pero que de cerca de 200 postulantes se elijan los 4 que se dijeron siempre, es por lo menos sospechoso. Los antecedentes de la nueva presidenta son indiscutibles, pero aunque ella no Yrigoyen parece que algunos de sus funcionarios insisten en escribirle un diario. Por suerte la poca monta de alguna de sus nuevos gerentes hacen que no pueda hacer más que tristes folletines internos. Pero lo lamentable es que una buena conducción no puede conseguir buenos resultados si sus mandos medios son impresentables.
La 'nueva' gerente de evaluación en CONICET, la elegida, no es más que la figura de un Guillermo Moreno en el Indec. Las patotas que responden a este funcionario, en una forma un tanto más refinada pero con la misma decadencia intelectual, se ve representada en el equipo de la gerencia de evaluación. Tenemos estadísticas nacionales dibujadas y un boceto de evaluación científica dirigida por la única política de hacer funcionar un sistema informático lleno de orificios. Personal técnico de amplia experiencia en el Indec ha sido desplazado por equipos obsecuentes que sólo persiguen el objetivo de llegar a cifras ya definidas por el gobierno. Personal técnico y autoridades con mucha experiencia son presionados y desplazados en el CONICET por pusilánimes figuras, incapaces, ineptas, impresentables, a las que les asignan altas categorías del escalafón SINAPA sólo como demostración de impunidad. Las mejores autoridades y capacidades fomadas en años de trabajo se terminan por ir. Se mantienen ñoquis a toda costa, se les dibujan antecedentes y se las hace desfilar frente a las autoridades como si fuera una pasarela para demostrar que sí están, que sí son útiles, que sí piensan, pero no. El que nace idiota, idiota queda.
Hay atisbos de reacción tenue en un Directorio que duda. Pero no es suficiente. Es complejo reconocer los errores y seductor dejarse convencer. Los gremios no existen y el ingreso de nuevos contratos externos es inminente. La situación del personal de la planta es muy tensa, todos los días una promesa distinta pero saben que pronto vendrán más reemplazos. Se hacen grandes reuniones donde se muestran 'logros' y se prometen mejoras, pero mienten, son sólo batallas internas en las que pierden siempre los mismos.
Cristina perdió con la mesa de enlace, los 4 le ganaron. Rovira cedió ante otros 4, los gerentes a dedo. El CONICET es un reflejo nacional y también necesita un giro hacia la institucionalidad. Se tienen que ir los Morenos, hay que sacarse del lomo lo peor de la herencia de la gestión previa, no convalidarlos en sus puestos. Cristina y Rovira aún están a tiempo, esperemos que no sigan con el maquillaje y que tomen el timón en serio.
Ricardo
Es muy difícil hoy negar que algo hubo en esos concursos, no sabemos qué, pero que de cerca de 200 postulantes se elijan los 4 que se dijeron siempre, es por lo menos sospechoso. Los antecedentes de la nueva presidenta son indiscutibles, pero aunque ella no Yrigoyen parece que algunos de sus funcionarios insisten en escribirle un diario. Por suerte la poca monta de alguna de sus nuevos gerentes hacen que no pueda hacer más que tristes folletines internos. Pero lo lamentable es que una buena conducción no puede conseguir buenos resultados si sus mandos medios son impresentables.
La 'nueva' gerente de evaluación en CONICET, la elegida, no es más que la figura de un Guillermo Moreno en el Indec. Las patotas que responden a este funcionario, en una forma un tanto más refinada pero con la misma decadencia intelectual, se ve representada en el equipo de la gerencia de evaluación. Tenemos estadísticas nacionales dibujadas y un boceto de evaluación científica dirigida por la única política de hacer funcionar un sistema informático lleno de orificios. Personal técnico de amplia experiencia en el Indec ha sido desplazado por equipos obsecuentes que sólo persiguen el objetivo de llegar a cifras ya definidas por el gobierno. Personal técnico y autoridades con mucha experiencia son presionados y desplazados en el CONICET por pusilánimes figuras, incapaces, ineptas, impresentables, a las que les asignan altas categorías del escalafón SINAPA sólo como demostración de impunidad. Las mejores autoridades y capacidades fomadas en años de trabajo se terminan por ir. Se mantienen ñoquis a toda costa, se les dibujan antecedentes y se las hace desfilar frente a las autoridades como si fuera una pasarela para demostrar que sí están, que sí son útiles, que sí piensan, pero no. El que nace idiota, idiota queda.
Hay atisbos de reacción tenue en un Directorio que duda. Pero no es suficiente. Es complejo reconocer los errores y seductor dejarse convencer. Los gremios no existen y el ingreso de nuevos contratos externos es inminente. La situación del personal de la planta es muy tensa, todos los días una promesa distinta pero saben que pronto vendrán más reemplazos. Se hacen grandes reuniones donde se muestran 'logros' y se prometen mejoras, pero mienten, son sólo batallas internas en las que pierden siempre los mismos.
Cristina perdió con la mesa de enlace, los 4 le ganaron. Rovira cedió ante otros 4, los gerentes a dedo. El CONICET es un reflejo nacional y también necesita un giro hacia la institucionalidad. Se tienen que ir los Morenos, hay que sacarse del lomo lo peor de la herencia de la gestión previa, no convalidarlos en sus puestos. Cristina y Rovira aún están a tiempo, esperemos que no sigan con el maquillaje y que tomen el timón en serio.
Ricardo
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