miércoles, 9 de abril de 2008

El CONICET distribuye entre sus investigadores insignias para la solapa que no son de Plata

Tal como en los libros de Gilbert, famoso personaje de historietas que representa a un empleado de oficina de una gran corporación, el CONICET, en ocasión de la ampulosa despedida de su Presidente saliente, Dr. H. Charreau, ha procedido a enviar, sobre en mano, insignias (pins para la solapa) con el logo del CONICET, de la firma de Juan Carlos Pallarols, el platero de los famosos.
En la nota que se adjunta en el sobre se menciona que la insignia es de Plata, cuando fácilmente se puede apreciar a simple vista que la misma es de metal fundido.
A los investigadores Superiores Activos de la Carrera del Investigador del CONICET, se les entregara en mano una insignia equivalente pero “dorada” durante el acto de despedida, como “símbolo de pertenencia, estímulo y testigo de todos sus logros”.
Si fuera así como lo describen las propias autoridades de CONICET, los investigadores de menor jerarquía estarían recibiendo una insignia de Plata y los de la máxima, una insignia que ni siquiera ha recibido un baño oro.
En otras palabras, todos reciben insignias que no están fabricadas con metales nobles.
Viene al caso una anécdota del famoso empleado Dilbert.
Un cierto día, este empleado camina muy orgulloso por uno de los pasillos de su oficina y un colega notando una pelusa en la solapa de su saco se acerca con la mano alzada para limpiarle la pelusa y Dilbert, indignado, ya que se ha percatado de la intención de su compañero, le para la mano bruscamente y le dice, "NOOO!!! Es la pelusa al excelente desempeño que me han brindado mis jefes!!!!!! "
De ahí en más esa pelusa fue conocida en el ambiente de trabajo de las grandes corporaciones como la Pelusa de Oro de Dilbert.
Pues bien, el CONICET, ha adoptado esa sana modalidad, pero sòlo distribuye Pelusas de “Plata”.
Por otro lado para contar con un marco de alta alcurnia y claque en el acto de despedida en la Facultad de Derecho se citan al centenar de investigadores superiores para entregarles una insignia dorada, como símbolo de pertenencia, estímulo y testigo de todos sus logros. Seguramente muchos habrán de ir a recibir la pelusa.

Habría que preguntarse además: ¿Cuantas decenas de miles de pesos han costado las pelusas?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo ni de oro, ni de plata, ni de chapa ni de plástico recibí... y soy investigador. Por favor solucionen esto rápido porque me siento remal... ando redepre por no haber recibido mi pin!!! (mas allá de la gracia, es cierto, aca en mi lugar de trabajo nadie recibió)